Lejos de un taller estándar, pues se trata de un velero de unos 10 metros que se dispone a ver mundo sin renunciar a otros sueños.
Quizá haya algún inconveniente, como el desplazamiento de materiales grandes hasta el barco, y peor aún, su almacenamiento... Pero como somos soñadores, no nos cabe la menor duda de que es precisamente esto lo que hace ponerle tanto cariño en lo que se crea. Ya que no solo me preocupa el producto final, también el proceso y la dedicación en cada uno de sus pasos.
Semejante es la situación del viaje. Obviamente es importante llegar a un destino concreto, pero igual de importante consideramos el viaje, ya que es lo que realmente nos hace disfrutar, aprender y superarnos.
El taller al que nos referimos tiene muchas ventajas, sobretodo para llevar a cabo este proyecto.